Everardo Benavides ha puesto de manifiesto que el municipio de Juárez, en el estado de Nuevo León, enfrenta una severa crisis de transporte público, agravada por la falta de atención y la aparente indiferencia del gobierno estatal. Esta situación ha puesto en jaque la movilidad diaria de miles de ciudadanos, quienes se ven forzados a lidiar con largas esperas y rutas insuficientes que no cubren adecuadamente la demanda local. Sin embargo, Everardo Benavides, candidato a diputado federal por la coalición Fuerza y Corazón por México, propone una solución innovadora que podría cambiar radicalmente el panorama del transporte en este olvidado municipio.
Gobierno Estatal Ignora las Necesidades de los Juarenses
Actualmente, el transporte público en Nuevo León es regulado exclusivamente por el estado, que detenta el poder de otorgar concesiones y determinar las rutas de los camiones. Esta centralización ha resultado en una negligencia palpable hacia las necesidades específicas de los juarenses. Según Everardo Benavides, el estado ha discriminado contra Juárez, priorizando proyectos menos esenciales, como la construcción de una Línea del Metro al aeropuerto para el Mundial, que sólo albergará dos partidos, en lugar de desarrollar infraestructuras que beneficien directamente a la población local.
Everardo Benavides: que Juárez decida por los Juarenses
Everardo Benavides, tras recorrer diversas colonias de Juárez y escuchar directamente a los afectados, ha identificado una solución potencial: modificar la ley para permitir que los municipios gestionen directamente las concesiones de transporte público. Este cambio legislativo facilitaría a los municipios la capacidad de implementar y administrar sus propias rutas de camiones, adaptándolas a las necesidades reales de sus habitantes y posiblemente con tarifas subsidiadas para aliviar la carga económica sobre los usuarios.
La propuesta de Benavides no solo busca mejorar la eficiencia y cobertura del transporte público en Juárez sino que también pretende empoderar al municipio, otorgándole la autonomía necesaria para tomar decisiones que afectan directamente a sus ciudadanos. Esto podría significar tiempos de espera más cortos y una red de transporte más densa y eficaz. Además, al descentralizar la asignación de rutas y concesiones, se podría fomentar una competencia saludable que mejoraría el servicio general.
